Ante tanta incertidumbre, surge la necesidad de elaborar planes de acción que nos acerquen a un futuro que deseamos. Cuando las organizaciones se ponen a ello, es muy habitual que surja una pregunta: “Pero entonces, ¿qué tipo de datos podemos usar? ¿Es todo un ejercicio de imaginar? ¿No hay ningún dato “sólido” que nos dé un poco más de apoyo?”
Personalmente hay una frase que digo con frecuencia, y que es un hecho incontestable:
“Si se puede medir ¡ya ha sucedido! Y por lo tanto no es futuro, es pasado”.
Es un patrón común que, cuando pensamos en el futuro, pensemos inmediatamente en tendencias. Y, aunque es cierto que las tendencias nos muestran patrones de cambio que tendrán un impacto en el futuro, la realidad es que si las podemos medir, ya han sucedido: para detectarlas necesitamos mirar hacia atrás, no hacia delante. Es después, cuando buscamos dotar de sentido a todo y analizar los puntos de impacto, cuando empezamos a proyectar hacia dónde nos pueden llevar estas tendencias, o lo que es lo mismo, cuál es el futuro esperado.
En Strategic Foresight es necesario trabajar constantemente con estas dos miradas: la mirada hacia atrás, a lo que está sucediendo o ya ha sucedido (es decir, a las tendencias), y la mirada hacia delante, en donde proyectamos aquella realidad imaginada en base a los patrones de cambio observables.
Recientemente el World Economic Forum ha publicado un informe que desarrolla este enfoque sobre la necesidad de combinar la mirada al pasado con la mirada al futuro. Me he basado en él para escribir lo que viene a continuación. Los gráficos son una interpretación de lo que podría traducirse como “Gráfico de dispersión longitudinal de eventos emergentes”, o LEnS (lente) por sus siglas en inglés, que es la manera visual en la que lo han representado, que muestra de forma muy clara cuál es esa relación entre tendencias y proyecciones, pasado y futuro.
Mirar hacia atrás: las tendencias
Más allá de la definición de la RAE (fuerza por la cual un cuerpo se inclina hacia otro o hacia alguna cosa), una tendencia podría definirse como “un patrón de comportamiento de los elementos de un entorno particular durante un período de tiempo concreto”[i]. Básicamente, una tendencia es una dirección o rumbo que está tomando la sociedad en un determinado momento. Es decir, tiene que ver con hechos que ya han sucedido y están sucediendo, pero implican movimiento y proyección a futuro.
Por lo tanto, aunque las tendencias analicen lo que se puede medir (es decir, lo que ha sucedido o está sucediendo ahora), no significa que sean menos relevantes a la hora de explorar lo que está por venir. Son tremendamente importantes, son la base sobre la que se podrá sustentar nuestra mirada al futuro. Necesitamos estudiar el pasado para entender mejor dónde estamos y, a su vez, ser capaces de proyectar esas tendencias hacia delante para anticipar realidades emergentes.
“Necesitamos estudiar el pasado para entender mejor dónde estamos y, a su vez, ser capaces de proyectar esas tendencias hacia delante para anticipar realidades emergentes.”
A veces, pensamos que los acontecimientos suceden de forma lineal, y es cierto sólo en parte. La mayoría de eventos sí pueden trazarse en forma de línea, pero nadie ha dicho que las líneas sean solamente rectas. De hecho, hay tres maneras en las que las tendencias o los acontecimientos suceden, o dicho de otra manera, hay tres tipos de líneas que resumen la mayoría de evoluciones posibles:
A. Evolución Lineal
Las tendencias que evolucionan de forma lineal (tendencias lineales) son las que tradicionalmente se han usado en la realización de predicciones o previsiones financieras. Básicamente evolucionan en línea recta. Son las que cumplen la premisa de que sólo necesitamos conocer el ritmo al cual sucede el cambio (cuán inclinada está esa línea recta en un eje temporal), para proyectar con bastante solidez el estado del acontecimiento en cualquier fecha futura.
En el uso de Foresight puede resultar tentador recurrir sólo a este tipo de tendencias, porque son intuitivas y predecibles. Sin embargo, no hay que confiarse, ya que no contemplan la posibilidad de eventos imprevistos o la interacción con otras variables que pueden acelerar o frenar la velocidad del cambio. Por ejemplo, el precio de la vivienda en términos globales es “alto, y cada vez será mayor”. Sin embargo, esta trayectoria puede verse afectada por eventos como una drástica recesión económica o una pandemia global.

B. Evolución exponencial
La realidad es normalmente más compleja. Los sistemas (tanto humanos como naturales) se interrelacionan y se adaptan, y no suelen ser lineales. Suelen seguir una evolución en forma de curva, o, más exactamente, exponencial.
¿Qué son las tendencias exponenciales? En términos sencillos, son aquellas que empiezan pequeñas, a veces imperceptibles, pero se auto-refuerzan de forma continuada y repetida hasta tener el potencial de convertirse en auténticos disruptores sociales. Si miramos atrás en nuestra historia, veremos que las fuerzas que más profundamente han dado forma a la sociedad acostumbran a seguir una trayectoria exponencial, por ejemplo, el crecimiento poblacional, el cambio climático, o el desarrollo tecnológico.

C. Evolución cíclica
A veces, si observamos una tendencia demasiado de cerca o sin tomar la perspectiva necesaria, puede parecer que sigue una trayectoria lineal o exponencial. Pero si damos un paso atrás e intentamos ver la foto completa, algunas tendencias muestran una evolución en vaivén, fluyendo arriba y abajo a lo largo del tiempo. Para percibir esto, a veces es necesaria cierta experiencia vital y/o el conocimiento de la historia, que da lugar a sensaciones del tipo “ya he visto esto antes”. También se puede contrastar con una exploración más profunda y rigurosa en el tiempo, buscando de forma proactiva todavía más atrás de lo que se había planificado al inicio.

Con estos tres patrones de evolución, podemos ilustrar prácticamente cualquier tendencia ya sea natural, social, tecnológica, cultural, etc., en el siguiente gráfico:

Mirar hacia delante: las proyecciones
Una vez tenemos claros los diferentes patrones en la evolución de las tendencias desde el pasado, podemos proyectarlas hacia delante con más solidez, anticipando sus posibles impactos en la vida futura de las personas, e imaginando qué realidades podrían llegar a dibujar. Es decir: proponiendo futuros alternativos que se basen en la agregación y extrapolación de los datos de los que disponemos. Estas proyecciones son los famosos escenarios, que aunque no son la única manera válida de proyectar hacia el futuro, sí que son la más conocida y la más utilizada.
Cuando hablamos de proyección, debemos tener en cuenta tres consideraciones, que tienen que ver con la metáfora de la linterna:

- Primera: el abanico de futuros posibles es más estrecho cuanto más cerca de del foco de luz (el presente), y más amplio a medida que nos alejamos del momento actual. De esta manera, cuanto más nos alejemos hacia el futuro, mayor será la apertura de alternativas posibles.
- Segunda: la luz se vuelve más tenue y difusa a medida que nos alejamos hacia el futuro. Por eso, es más fácil proyectar (“iluminar”) escenarios a 12 meses vista, que a 12 años vista. La cantidad de imaginación que necesitaremos para “rellenar” o “completar” aquello que sólo intuimos de forma difusa será mayor cuanto mayor sea el horizonte temporal.
- Tercera: Los lados del haz de luz normalmente no se separan por una línea precisa y marcada entre luz brillante y oscuridad total. Suele haber un degradado de grises, de sombras y luces más o menos tenues. Estos grises son los que engloban lo que Joseph Voros denominó como diferentes tipologías de futuros (“probables” ” o “posibles”).
Así, si juntamos el análisis de las tendencias y los patrones de cambio, y las diferentes proyecciones de futuros a los que dan lugar, podemos entender de forma muy clara cómo esa mirada hacia atrás es fundamental para poder explorar hacia delante con rigurosidad.

Darle sentido a todo: el foco
Hay un último punto que es necesario mencionar. Y es el de la importancia de definir un tema focal de estudio o focal issue como primer paso en cualquier proyecto de Strategic Foresight. Antes de analizar, antes de proyectar, hay que concretar qué es lo que queremos explorar. Básicamente, se trata de responder a la pregunta. “¿Qué es aquello sobre lo que más nos interesa explorar su futura evolución?”
En 1971, el economista Herbert Simon afirmó lo siguiente:
“A medida que la información se acerca a infinito, nuestra capacidad de prestarle atención y dotarla de sentido se acerca a cero”
Herbert A. Simon2
Cuando realizamos un trabajo de prospectiva y tratamos de escanear las tendencias actuales para proyectarlas hacia delante, nos puede suceder exactamente eso. Hay infinidad de áreas, niveles, temáticas, dimensiones y aspectos posibles a explorar. ¿Cómo detectar, analizar y conectar todas las tendencias posibles?
Además, los recursos disponibles (económicos, humanos, de tiempo o de energía) son finitos, por lo que incluso si nuestras ganas de saber son infinitas, nos encontramos con una clara sobredosis de datos. El volumen de información es tan abrumador que puede producir parálisis por análisis, y bloquearnos desde el inicio.
Para gestionar esto, sirve de mucho aplicar un filtro específico, seleccionando un foco de estudio o tema principal, y “dejando fuera” lo que no tenga una relación más o menos directa con él. De esta manera se reduce el ruido, se detectan mejor las señales y la proyección resultante no sólo es más entendible sino, sobretodo, más útil. No se trata de aspirar a dibujar una foto “completa” del futuro en su totalidad, sino de proyectar aquello que se relacione con el tema de nuestro interés (por ejemplo “el futuro de la educación”, o “el futuro de las ciudades”).
De esta manera, podemos focalizar nuestra atención solamente en aquellas tendencias y proyecciones que son realmente relevantes para nuestro campo de estudio y no dedicar energías y recursos a profundizar más y más en un agujero negro de información.
En definitiva…
Estas dos miradas (hacia el pasado y hacia el futuro), combinadas y trabajando juntas, ayudan en gran medida no sólo a anticipar algunos de los futuros posibles respecto a un tema en concreto, sino también a compartirlo y argumentarlo frente a un determinado grupo de interés, lo que en proyectos de Foresight es fundamental.
Nunca hay un ejercicio correcto o incorrecto en elegir un tema o en proyectar un futuro posible u otro. Se trata de romper el punto de vista generalmente homogéneo que se crea sobre el futuro en una determinada compañía, romper esa concepción del futuro como algo lineal, y abrirlo a puntos de vista diferentes, quizá inexplorados, incorporando un entendimiento más holístico de lo que está por venir.
Esta es la mejor manera de prepararnos para un mañana incierto, tanto con claridad intelectual como con empatía social.
Fuente principal:
Technology Futures: Projecting the Possible, Navigating What’s Next. Insight Report, April 2021. World Economic Forum.
- Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Tendencia
- In M. Greenberger (Ed.), Computers, communications, and the public interest. Baltimore, MD: The Johns Hopkins Press, 1971. “DESIGNING ORGANIZATIONS FOR AN INFORMATION-RICH WORLD” Herbert A. Simon. Disponible online en: https://digitalcollections.library.cmu.edu/awweb/awarchive?type=file&item=33748